lunes, 21 de mayo de 2018

Una temporada fatal

Todo se reduce a unos números que conocí el otro día. Al parecer, la pasta que reciben los equipos ingleses de fútbol por los derechos televisivos es bárbara. De tal manera, que el paquete de los equipos que menos dinero recibe tanto como el Atlético de Madrid, segundo clasificado en esta temporada de nuestra Liga. Ergo, demos gracia al señor los aficionados del Athletic Club de Bilbao porque estamos rodeados de equipos bastante lamentables. Si hubiera algo más de nivel...
Un año penoso. Comenzábamos el año infectados por el virus del fútbol moderno: el aburrimiento. Estábamos aburridos ya de Valverde y ver el mismo careto todos los años. Queríamos algo nuevo. Valverde se iba al Barça y nosotros confiábamos en el Cuco Ziganda, entrenador del B y jugador del Athletic del que todos tenemos un buen recuerdo. Esperábamos, esperaba yo, un juego distinto. Continuidad, pero con alguna cosa que fuera novedosa. Alguna variable táctica, algo. Comentaba con mi hermano la posibilidad de que colocara tres defensas, como recuerdo que hizo cuando entrenaba al Jérez... todo en vano. Comenzó la temporada jugando con el mismo sistema que Valverde y algunas novedades, como la inclusión de Vesga o el joven Córdoba. Córdoba molaba, a Vesga parecía que le faltaba algo.
Los partidos se sucedían. Lo que en principio quise ver como una fórmula que daba menos juego pero mayor densidad en el juego, terminó siendo un pestiño de dimensiones indimensionables. Creo que todo comenzó a oler fatal en la primera vuelta. Un partido contra Las Palmas, que ya amenazaba con ser de los peores equipos de la liga. Un partido soso, un partido en el que ni hacíamos nada ni dejábamos hacer. Hasta que de repente, el equipo contrario se dio cuenta de que no había nada delante, de que todo era paja y que empujando podían ganar. Sacaron a un chavalito nuevo que parecía jugar a dos velocidades por encima de lo normal, nos atizó un golazo, y a dormir. Pensamos... copón, ya estamos como el año pasado... No. Todavía quedaba el partido definitivo. El del Málaga en Málaga. Un partido que se te pone 1-3 fuera de casa, jugando contra diez, un equipo ya desquiciado el Málaga, jugando contra sí mismo todo el rato. Pues lo hicimos tan mal que nos empataron. Y el equipo entró en barrena.
El aburrimiento. La eliminación con el Formentera fue lamentable. A un partido glorioso como el de la ida de la Europa League con el Spartak de Moscú, le sucedía un ridículo bochornoso como el de la vuelta donde casi nos mandan para casa. Y de ahí a la eliminación con el Olympique de Marsella que todo el mundo consideró justísima. Desde entonces, deambular. A un partido muy bueno, le seguía una decepción o dos o tres. Para acabar siendo el último equipo de los que no bajan. Solo nos supera en peor el Leganés, que desde que aseguró la permanencia no juega a nada.
Aburrimiento. Jugadores aburridos o que aburren. Muchos jugadores que ya no aportan nada, que parecen perdidos, fuera de sitio, fuera del fútbol que se juega. Jugadores incapaces de dar dos partidos buenos seguidos. La lesión de Muniaín nos hizo polvo al principio, nadie supo coger su sitio. Córdoba despuntó pero pasó luego muchos partidos en el banquillo o siendo el primer sustituido, cuando se notaba a kilómetros que era nuestro jugador diferente. A Aduriz le ha caído un año más, a Raúl García también. No han podido con todo. Iñaki todavía tiene que encontrar la manera de hacer rendible lo que cunde. Y poca cosa más. Atrás la aparición de Núñez ha sido lo mejor. Que Yeray recayera y no tuviera continuidad, ha sido un desastre. La llegada de Íñigo Martínez a un equipo ya aburrido de todo no ha servido de mucho, pero seguro que servirá.
El fútbol del Athletic ha sido aburrido, pestiñoso, desidioso, alarmantemente desganado, previsible, sin nada que le haga equiparable al fútbol que ya juega todo el mundo. Ni rápido, ni dinámico, ni agresivo, ni de toque, ni de fuerza. Cuando no era por una cosa era por otra. Lekue, un jugador polivalente que parecía prometer mucho, se ha convertido en un lastre que nos ha costado partidos. San José ha sido uno de los más controvertidos, porque no sabes qué ha pasado con un jugador que parecía básico y ahora parece transparente. A partidos grandes como el del Villarreal o el del Madrid, le han sucedido actuaciones lamentables como en el campo del Alavés o en casa, donde se han sucedido los partidos aburridos que acabamos empatando o perdiendo.
Un año perdido, o quizás un año ganado. En broma, pero también en serio, dije en un grupo de watsapp que Ziganda debía quedarse para seguir acabando con el fútbol desde dentro, para seguir aburriendo y atacando a este fútbol negocio haciéndolo insufrible. Ha sido un año ganado para eso.
Para darnos cuenta de que el fútbol, este fútbol, ya no va con nosotros y que no tenemos nada que hacer.
En la revista del Athletic Club nos hablan de momentos gloriosos, como dos eliminatorias que jugó el Athletic contra el Ferencvarós y el Honved, equipos húngaros, en los años 50 y 60. En la revista nos dicen que hoy en Budapest los niños son del Chelsea, o del Real Madrid o el Barça. No sé cómo andará la cosa por Bilbao, pero me da terror acabar como esos equipos legendarios que fueron algo hace muchos años y hoy son nada.
Igual el año que viene llega Berizzo y hace un año estupendo. Eso espero. Que venga alguien de fuera, como vinieron Caparrós, Luis Fernández, Heynckes, Bielsa... y nos ponga las pilas. Nos revolucione. Ya vendrá uno de dentro luego a estabilizar la cosa, pero ahora necesitamos que nos den la vuelta como un calcetín.
Porque nos estamos aburriendo. Y el fútbol ya es aburrido en general, si ni siquiera nos queda el Athletic... mal vamos.
Aúpa Athletic todos los días del año y hasta la temporada que viene.

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