sábado, 5 de mayo de 2018

200 años de Marx


Deberían haber miles de artículos de marxistas o de marxianos o de personas que se reclaman herederas de Marx y lo que supone el pensmamiento de Marx. Hoy. Ahora. 200 años del nacimiento de Marx. Karl Marx. El marxismo. Tengo mucho miedo de quienes dicen que hay que recuperar a Marx. Yo siempre le he tenido mucho miedo. Mucho. Pero por un tema mío. El del socialismo científico. Siempre que leo la palabra científico huyo. Como un antílope. Lo científico me suena a difícil. Soy de letras puras. De poco esfuerzo. Cuando hablamos de socialismo científico, como algo mejor que otros socialismos, me parece que nos hacemos un flaco favor. Un científico no es como yo. Es otra cosa. Más difícil. Los utópicos son un poco como los experimentos del doctor Franz de Copenhague. Y ahí lo dejo. Y Bakunin, pues le tienes que querer, pero hasta ahí.
Doscientos años del nacimiento de Marx y no está la red llena de opiniones sobre el tema. Hay fotos de Marx y frases célebres. Y no sé si a Marx le hubiera parecido suficiente. O demasiado. O productivo. O revolucionario. Los trabajadores… la clase obrera…. Proletarios del mundo uníos. Hoy he ido a un entierro. Hemos tarareado la Internacional. Del pasado hay que hacer añicos. Del pasado hay que hacer añicos. Karl Marx.
No es el autor de la Internacional, no nos asustemos.
Confieso que me he leído el Manifiesto Comunista. Y he intentado leerme el del golpe de Brumario. Y nada más. Karl Marx. No sé cuánta gente ha leído a Marx en la sala. Pero ahora viene el contenido real de este texto. ¿Saben quién ha leído a Marx y han entendido lo que es el marxismo y lo que supone que las ideas de Marx lleguen a buen puerto? ¿Lo saben? ¿Lo intuyen?
Exacto. Es el enemigo. Estoy convencido de que pocas instituciones macroeconómicas no tendrán entre sus obras completas de referencia, partidos de derecha, fundaciones, institutos, asociaciones, círculos, como se llamen, no tengan leído y releído a Marx. Karl Marx. Estoy convencido de que ellos sí que se lo saben. Sí que lo conocen y sí que han extraído todas y cada una de la conclusiones necesarias para que lo que Marx estudia y a las conclusiones que Marx llega, no se cumplan. Si hay alguien que sabe que lo de Marx, sea lo que sea lo que explica Marx, es peligroso, es el enemigo.
El enemigo, el que no quiere que vivamos de una manera digna, tranquila, justa, sin hacernos daño por motivos que ahora no sabría explicar que tienen poco que ver con los motivos con los que nos hacemos daño. Hoy. Y ayer. Y seguramente mañana. Quieren que nos hagamos daño luchando por casas, por cosas, por historias, por colores, que no tienen que ver con Marx. Sea lo que sea que diga Marx. Pero lo puedo intuir. Y creo que Marx estaría hoy al menos un poco preocupado. O al menos echando mano del boli y del papel o de la máquina de escribir y del ordenador o de lo que tuviera a mano y escribiendo, dando su opinión, poniendo algo de su parte.
No sé si alguien habrá osado a llamarme marxista alguna vez. Si alguna vez ha pasado, que sepa que eso es como llamarme… no sé. Como la diferencia entre ver un partido de fútbol y ser futbolista. No es buen símil. No hay nada que sea bueno a la primera.
200 años del nacimiento de Marx. Si yo fuera marxista estaría haciendo cosas como si no hubiera un mañana. Actividades, charlas, conferencias, carteles, cosas. De todo. Porque Marx es, al menos, alguien, uno de esos, que piensan que todo puede ser de otra manera. Que hay un explicación para todo, que no pasan las cosas porque sí, o porque han pasado así toda la vida, porque es lo que hay. Que hay otra manera de hacer las cosas, de organizarnos y de relacionarnos. Otra manera de vivir.
Simplifico mucho porque como no soy científico no puedo entrar en detalle. Un detalle científico. Y como tampoco soy marxista porque sería como que soy heavy porque me gusta Anthrax pero no Iron Maiden, no me puedo colgar ninguna medalla. Marxistas apoyando cosas que no se pueden apoyar. Gente poniendo etiquetas y quitándolas cuando nadie las pide.
200 años de Marx. De Karl Marx. Mi abuelo luchó en la guerra en las Juventudes Socialistas. No había leído a Marx, supongo. No sé si podía calificarse como marxista tampoco para quienes hablan de que hay que formarse y saber y tal.
No soy marxista, si es eso así. Pero sí que sé que una foto de Marx, esa foto de Karl Marx, acojona. Da miedo a quienes nos dicen que es pasado, que es arcaico, da pavor a quienes nos dicen que esto es lo que hay. Que no hay alternativa. Da miedo a quien se sigue gastando millones y millones y millones en gasto militar para seguir manteniendo los privilegios. Y si me tengo que quedar con alguien yo me quedo con Marx.
Y discutir sobre Marx sin tener ni idea. Y hablar de Bernstein, o de Kautsky, sin tener ni idea. O de Lenin o de Engels. O de Rosa Luxemburgo o de Liebneckt. Sin tener ni idea, claro. Porque por mucho que leamos, al final, quienes lo han entendido mejor son los que nos llevan por el camino de la amargura.
Y este texto desmerece los 200 años del nacimiento de Marx, como desmerecería los 200 años del nacimiento de cualquiera. Pero yo he hecho reuniones bajo un retrato de Marx, de Karl Marx. Y aunque estemos en desacuerdo en mil cosas, aunque estemos a mil quilómetros de distancia de lo que debería ser todo, sabes que cuando ves un retrato de Marx, Karl Marx, estás viendo a uno de los tuyos.
El enemigo siempre sabe quiénes son los tuyos. Mejor que tú.
No hay que entender siempre a los tuyos, solo hay que saber quiénes son.

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