domingo, 3 de diciembre de 2017

Sí sé

Los del Athletic Club cantamos una cosa que a mí no me gusta demasiado pero que viendo el debate entre Marta Rovira e Inés Arrimadas, tiene sentido. Ni barça ni Madrid, Athletic. Pues eso. Ni Arrimadas, que ha aprovechado el debate para pintar un panorama grotesco de Catalunya para que en el resto del estado y en los posibles votantes que le puedan caer se quede grabada en la retina una sociedad que vive en un apartheid completo. Ni Marta Rovira, a la que directamente se la ha bufado.
Ha sido sideral. Es decir, una vez que se han dicho alguna cosa al principio, a Marta Rovira se le ha notado que ahí no tiene nada que hacer. Un debate en la sexta, no te va a ver casi nadie de los tuyos y no vas a ganar nada. A Marta Rovira se le nota mucho cuando sale de los medios nostrats que su mensaje se queda en nada. Nada. Las preguntas sobre economía han sido contestadas sin cuestionar el sistema. El sistema es bueno, pero es que no nos dejan. La economía catalana va muy bien porque gobernamos nosotros. La economía catalana va mal porque la gobiernan ellos con el procés.
Una y otra se han echado las culpas de… en realidad Marta Rovira no ha dicho nada. Como no es una candidata de Junts per Catalunya me siento libre para poder criticarla, porque si no saldrían los compañeros de la izquierda revolucionaria, los más de izquierdas de todos que sí que lo son, a defenderla. Así que puedo decir que Marta Rovira ha quedado fatal. Pero no le debe importar. Total, es la Sexta y es Évole, que es equidistante. Pero no creo que sea tan así eso de pasar de todo. Porque creo que a ERC le van a hacer una púa importante. Y no veo tan claro que vaya a ganar. Y no esforzarse, no explicar nada más que más de lo mismo y siendo consciente de que fuera de Catalunya no hace falta que nadie entienda nada… no sé.
Y luego está el tema de Arrimadas y no decir nada más que lo mismo que diría cualquier político de derechas pero, claro, como no es independentista catalana, no es ‘nacionalista’ catalana, mucha gente que considera que el independentismo y el nacionalismo o el catalanismo simplemente, es el diablo, le hace caso. Pero detrás de las fotos celebrando goles de la selección no hay nada. Temas de la lengua, temas de informes y datos que no sabe nadie, temas sobre no considerar el nacionalismo español como nacionalismo sino como ‘lo normal’. Lo normal es ser español y querer a tu bandera y hacer juras de bandera y tal, lo otro ya es sospechoso.
No sé. Hoy he ido por la mañana a un acto de Catalunya en Comú Podem, presentando el programa. Bien. Ha venido Iglesias. Pablo Iglesias. Ha hecho un buen discurso, en tono bajito, sin soliviantarse. Ya está bien, sin parecer que lloramos, sin apelar a frases de camiseta. Ha dicho que la bestia del fascismo ha despertado. Y claro. Ya no es tan revolucionario como todos los que cuando atacas a Convergència salen a defenderla. Ya no es un revolucionario. Queremos apoyo desde fuera, te dicen, pero luego son incapaces de considerar a nadie que les ayude, salvo pintoresquismos como los de Sánchez Gordillo. Me ha gustado… me han gustado todos los míos.
Son muchos los que piensan o quieres que pienses que en estas elecciones solo hay dos opciones. Disfrazadas con distintas siglas, pero dos. Pero nosotros, cada vez más claramente, no somos ninguna de las dos. Ninguna de las dos opciones que han salido hablando ahí, ninguna, representa a la gente trabajadora. La una quiere una banderita, la otra la otra. Pero los temas sociales los han despachado apelando… a la bandera de la otra. Ni una propuesta, una cifra, un dato. Nada. Tu bandera es mala, la tuya es peor.
En fin. Que no sé. Pero sí sé. Sé que nosotros vamos bien. Que una decía que no sabía, la otra decía que… pero saben. Saben que nosotros no estamos en su rollo.

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