domingo, 15 de octubre de 2017

El misterio del portón del Carrer Sant Isidre


En la ciudad una calle, en la calle un portón y detrás del portón qué. Este es básicamente el sentido de todos los relatos de misterio. Y qué. Qué hay detrás. Qué pasará. Qué es eso. Quién lo sabe. Preguntemos a quien sabe las cosas y escuchémosle, detengámonos a oír lo que tiene que decirnos. Si lo que nos dice no lo entendemos, si no entendemos lo que nos dice, traeremos a otro para que nos lo interprete. Queremos saber. Qué pasa detrás de ese portón. Es la puerta de entrada. Es la puerta de entrada a un castillo. A un mundo nuevo y desconocido. Detrás de ese portón de la calle Sant Isidre se encuentra la Santa Coloma que soñamos. Los que viven, si es que alguien vive, detrás de ese portón, atesoran conocimientos que nos ayudarán a construir un mundo mejor.
Hola, me llamo tal y cual y soy un estudioso de la ciudad de Santa Coloma. Ese portón corresponde a una casa de la familia tal que vivió allí hasta el año… no me interesa. No nos interesa. Gente que se sabe las cosas y que nos las cuenta. Y nosotros ya no queremos saber. No somos los del párrafo anterior. Estamos en otra onda. Estamos ya en otra galaxia del conocimiento. Pasamos de saber. Queremos imaginar. Queremos quedar todos delante del portón del carrer Sant Isidre y ponernos a imaginar. Y que alguien recoja todas las hipótesis y las registre en un libro. O que alguien las dramatice. La historia del portón del carrer Sant Isidre.
Hay un pueblo de Inglaterra, que se llama Woodstock. Es un pueblo precioso, bonito de verdad. Parece de cuento. Hay un murete por todo el pueblo. En un rincón del muro hay un portón, que solo los lugareños conocen, que da paso a un parque. El parque de los Malborough, los Mambrú de la canción, el lugar donde nació Churchill. Un parque de ensueño. Escondido para la gente, que tiene que pagar entrada. Yo, que no era de Woodstock, entré y me echaron la bronca. Pero no me fui. Y ya os he contado que fui a Inglaterra. Y quizás os interese saber más de mí. Ahora estamos hablando del portón de la calle Sant Isidre.
La Calle Sant Isidre une la Calle Sant Jeroni con la Calle Ciutadella. Es una de esas calles, pequeñas, de casitas bajas, donde has creído que ibas a vivir y no. Y no vives allí. Por eso no pasas nunca por allí. Yo solo paso por las calles de Santa Coloma en las que he vivido o en las que creo que voy a vivir. La Calle Sant Isidre, por ejemplo, no la tengo contemplada. El día que pasé por allí le dije a otro que tomara la foto. Y así me puedo pasar la vida. Y esto es lo que tiene el portón y todos los portones de origen que no conocemos. Y pensamos y elucubramos y todo es por no preguntar. ¿Hay algún periodista en la sala? ¿Alguien sabe? Pues que se calle. Que no diga nada.
Quiero imaginar un jardín interior en el que sabias mujeres transmiten un conocimiento ancestral a jóvenes alumnas que a su vez tañen el arpa y producen sonidos celestiales. Vaya mierda de imaginación. Quiero imaginar a Adán y Eva viviendo detrás del portón, reconciliados con Dios y de nuevo en un paraíso que se encuentra detrás del portón. Quiero imaginar a todos los rockeros que mueren con 27 años, viviendo detrás del portón. Es poca imaginación para un domingo por la tarde.
Un portón, en una calle reformada y bien pavimentada, un portón que parece como de otro sitio, porque Santa Coloma bla bla bla. Y es de aquí. O quizás es que un rico magnate local se ha traído este portón piedra a piedra desde un pueblo en Gales. Y a lo mejor no es un portón y es un pórtico. Y ahora qué hacemos.

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