martes, 14 de marzo de 2017

Pfff

Y entonces le dije que había tenido un día muy espacial, digo, especial y le pedí que por favor me escuchase. Porque desde primera hora de la mañana todo había ido de aquella manera nada más, que no sé si el corazón me iba a aguantar tantos sobresaltos. Le expliqué que estuve pendiente del reloj toda la noche porque me tenía que levantar temprano para atender a una visita que venía a mirarme el gas y por querer levantarme tan temprano me acosté tarde y me costó coger el sueño y cuando no coges el sueño, le dije, le dije, piensas que no vas a poder dormir en toda la noche y estás convencido de ello cuando de repente parece que pasa algo que te hace volver de alguna parte y todavía es de madrugada y son las cinco y te concentras en escuchar cómo el metro pasa por debajo de tu casa y lo escuchas y dices, son las cinco, me queda poco, pero no me voy a dormir ya porque esto no hay quien lo pare con el runrún y te despiertas y no sabes cómo ha sucedido porque tú crees que duermes y son las siete menos algo y suena el despertador y... ya le veía la cara un poco así así que fui al grano, vino el del gas a mirarme el calentador a hacer la revisión y para mí la visita de cualquiera supone un reto porque pienso que mi casa es una vergüenza y que yo soy dos vergüenzas por tener la casa como la tengo y siempre creo que hay algo que nadie debería ver y miro en el espejo y veo las fotos colgadas y el del gas ha pasado hasta la terraza y me ha preguntado algo sobre el viento y no le he entendido y me ha pedido un taburete o una escalera y no tengo ni taburete ni una escalera y he visto que tenía que ir abreviando porque se le iba la vista y resulta que el del gas no me ha podido mirar el gas porque decía que había mucho viento y ya ves tú que viento que hace que no me lo ha podido mirar y nada, que no, que hace mucho aire, y se ha... y se ha ido. Y me ha dicho que lo miraría otro día. Y me he ido a tomar un café y he pedido un café con leche y como ya he repetido mil veces lo del café con leche y que me sienta mal pero que lo pido igualmente, he pasado también de decir que no encuentro nunca la medida del azúcar y que he vuelto a dejarlo demasiado dulce. Y ha venido el Guerrero y ha dicho que no tenía el mojo para venir, que estaba de aquella manera, se ha sentado con nosotros, porque he llegado y me han hecho sitio y me pregunto siempre que quién soy yo para sentarme con ellas, pero me siento y no sé qué me han propuesto hacer y les he dicho que sí y nos hemos ido y hemos ido a ver qué pasaba con el tema este de los carteles con los dibujos y ha sido un día de sol y de jugar al dómino y he ganado casi todas las partidas porque soy muy bueno jugando al dómino. O dominó. Y se lo quería contar pero no he podido porque he pensado que son historias que tuvieron su gracia una vez y que ahora solo hacen una función muy de relleno. Pues he jugado al dómino y he ganado y he soltado algunas gracias bastante especiales y aunque estaba de pie no me he cansado, luego he ido a sentarme y he visto cómo bailaban y eso mientras sonaba la música y bueno, se lo hubiera podido decir, pero qué iba yo a sacar con eso. Porque lo gordo de verdad ha sido cuando ha venido un cuerpo entero de caballería de la Guardia Civil, como en el cuadro de Fortuny y nos ha dado una somanta de palos que nos ha dejado el cuerpo fino, y sonaba Disfraz de Tigre y la Guardia Civil dando ostias como si no hubiera un fin. Y me he echado las manos a la cabeza para que no me pegaran a mí, que me da mucho miedo. Y me he imaginado que a lo mejor estaba soñando, que estaba en otra duermevela de esas de mierda. Y no. Estaba allí. Pero la Guardia Civil del cuadro de Marià Fortuny no estaba allí. Y tenía alrededor a un montón de personas con un peto de color amarillo que me preguntaban que qué me pasaba, que si estaba bien. Y debe ser haber estado al sol o haber pedido un café con leche y nada más. Y he mirado alrededor y estaban bailando una canción disco italiana. Y me hacía así, con el pulgar para arriba, de qué bien. Y nos hemos vuelto y creo que han estado todo el viaje hablando de mí y diciendo 'no se lo digas, que no se entere'. Y creo que hablan de cosas que me interesan y se lo he querido decir pero inmediatamente ha desviado la vista hacia su reflejo en un espejo y cuando la he mirado a ella y a su reflejo me ha parecido infinitamente más joven de como la recordaba, como si hubiera rejuvenecido mucho y no sé qué decir porque más joven y rejuvenecer está mal escrito. Y debería escribir en catalán. Debería escribir en catalán y dejar de utilizar los mismos recursos una y otra vez. Hablando y escribiendo en catalán, al menos tengo a la gente pendiente de la tropelía que voy a cometer. Y se lo he querido decir en catalán y me ha dado tanta vergüenza que yo que sé. Se ha ido.

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