martes, 7 de febrero de 2017

La guerra es una mentira. Balonmano, Balcanes, Veselin Vujovic.

Una semana y pico después de la conclusión del mundial de Balonmano celebrado en Francia, que ha ganado Francia otra vez, es momento de hacer un análisis tanto del Mundial como de la vida y sus misterios.
Análisis del Mundial: ha ganado Francia otra vez. Y una más. Y da igual si Croacia lo tuvo en su mano, da igual si Noruega planta cara, da igual. Ve uno el Mundial, el Europeo, los Juegos Olímpicos y siempre gana Francia. Desde hace años. Se cargan este deporte. Hubo un tiempo, hace años, los años gloriosos de Magnus Wislander (y me tengo que poner de pie para hablar de Magnus Wislander), cuando siempre ganaba Suecia, uno pensaba que el Balonmano se moría porque siempre ganaba Suecia. Cosa que ya me parecía bien, ojo. ¿Os he hablado alguna vez de Balonmano? Es que a lo mejor no os he hablado nunca y os agobiáis o algo. Yo sigo. Wislander, Staffan Olsson, Ulla Lindgren, Thuma Svensson... pelándose a España sistemáticamente, a Francia, a los croatas, a los rusos. Desaparecieron aquellos y desapareció Suecia. Sin embargo, Francia no. Francia con Richardson, con Didier Dinart, con Omeyer en la portería... pues está Omeyer y siguen ganando. Con Nicola Karabatic. Al resto de jugadores ya a duras penas les conozco. Pero siguen ganando por sistema. España, bueno, parece que la remesa de nuevos jugadores no llegan al nivel de los Entrerríos y demás y van un poco de culete. En fin. Croacia, que venía con un equipo de jovenzuelos, se plantó en semifinales. Qué gente. Dinamarca, desaparecida en combate. ¿Qué les pasa a los daneses?
Datos técnicos: este año han incluido la norma de los siete jugadores de campo, es decir, que en ataque puedes quitar al portero. Yo lo veo raro. Casi diría que lo veo mal.
El partido del tercer y cuarto puesto lo jugaron Eslovenia y Croacia. El entrenador de Eslovenia es Veselin Vujovic, serbio, aunque nacido en Montenegro. La Guerra de los Balcanes. Un serbio entrenando a Eslovenia, contra Croacia. Dirán, uy, vaya tomate, saltarían chispas. El partido fue un partidazo. Los eslovenos ya fueron descritos en las jornadas previas a la celebración del Mundial como un combinado punzante, pero de ahí a llegar a las semis... con jugadores para mí bastante desconocidos (digo que me gusta el balonmano pero apenas veo partidos de balonmano, por lo mismo, sé que va a ganar el Barça siempre, no merece la pena seguir), me pareció un éxito mayúsculo.
El partido, digo, fue un espectáculo. Los croatas arriba todo el partido y Veselin Vujovic desesperado en la banda, abroncando, gesticulando, quejándose a los árbitros españoles, cabreado como una mona con sus jugadores. En el bando croata, el seleccionador, un tío con pinta de normal, feliz como una lombriz, su equipo llegó a ganar de seis o siete goles. Y de repente... la cosa empieza a cambiar. Eslovenia va remontando poco a poco y acaba el partido por delante. Explosión de alegría. Los croatas llorando en el campo, los eslovenos llorando en el campo. Yo iba con los eslovenos porque me mola Veselin Vujovic.
Ya entrenó a Serbia y se comió un mojón en su momento, pero me molaba, incluso cuando jugaba en el Barça, y ya era mayor y solo salía para defender. Con esa barba, esa pinta de... no sé. Jugadores yugoslavos con barba. No digo más. Salir solo para defender. Qué cosas tiene el balonmano.
El caso es que acaba el partido y Veselin Vujovic salta como un loco, porque Eslovenia consigue su primera medalla en un Mundial. Los jugadores eslovenos abrazan y zarandean a Vujovic, serbio. Como locos. Pero de repente, Vujovic, se para y se va corriendo hacia los croatas. A abrazarles y darles consuelo. Y ya está.
¿Se acuerdan de la guerra de los Balcanes? ¿Aquellas barbaridades? Serbios contra croatas, croatas contra bosnios, bosnios contra serbobosnios, eslovenos contra yugoslavos, kosovares contra serbios, macedonios contra... toda aquella panda de zumbados, alentados desde fuera, animados por teorías de mierda, una barbaridad detrás de otra, una vergüenza, una calamidad, un desastre. Aquí al lado.
En definitiva, por no extenderme más, viendo ese partido, viendo el postpartido, solo se me ocurría pensar que: a) estamos en manos de cuatro manguis que hacen de nosotros lo que quieren b) la guerra es una puta mierda.
Saludos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario