domingo, 8 de enero de 2017

El encierro de la Paloma o el monopolio de la violencia.

Un must. Hace un par de años, sentado en los Pinos con el E., tomando algo un domingo por la mañana, vimos aparecer a unos notas que perseguían a uno o dos (no recuerdo) personajes vestidos como palomos mientras les iban atizando con diarios. Mi colega, colomense expatriado, me preguntó qué era aquello y le contesté algo bastante despreciativo sobre las actividades que se realizaban por parte de los grupos y colectivos alternativos. Solo unas semanas más tarde yo alternaba en uno de esos bares alternativos que organizaban la reyerta. Hoy, ese Encierro de la Paloma que yo denostaba, ha congregado en la Plaça de la Vila a bastante más gente que las concentraciones que se organizan todos los primeros martes de cada mes para protestar contra las violencia machistas. Muchas de las organizadoras de estos actos, estaban hoy también en la plaza, todo sea dicho. Así pues, me arrepiento, me arrepiento de haber dicho lo que dije en ese momento, me arrepiento de haber considerado como una jipiada la no centenaria tradición, me arrepiento de haber hecho alarde de no ir, me arrepiento de haber estado ciego al curso de los tiempos.
Tal ha sido el crecimiento del acto que incluso ha comenzado en el mismísimo Ajuntament, que hasta hace poco era poco menos que un anatema y hoy ha sido la casilla de salida con total normalidad. Como digo, mucha presencia de público en la plaza. Un must. El lugar en el que debes estar el domingo por la mañana. Este domingo por la mañana. De tal manera, gente expectante en la plaza, casi todo el mundo con su diario, preferentemente local, bien enrollado para atizar como se merece al palomo en cuestión. 
El Wallace, única persona a la que citaré por su nombre, me comenta en la plaza mientras espera que se pase todo para empezar su concierto junto a Juanito Piquete unos minutos más tarde, que de lo que se trata allí es de celebrar que por un día se reparte el monopolio de la violencia. Este concepto, el del monopolio de la violencia, me recuerda los programas de radio en los que participaba Manuel Delgado antes de descubrirse como un compañero díscolo, de cuando era solo un antropólogo que te descubría cosas. La violencia. ¿Qué es violencia? Si un grupo de personas o una banda organizada ejercen violencia sobre otro grupo humano, podemos hablar de terrorismo, etc., pero si ese grupo humano está legitimado, ha sido designado por el poder del momento (que siempre suele ser el mismo) como el que puede ejercer la violencia sobre otros, no hay nada que hacer. Bien. Hoy, en Santa Coloma, un grupo humano abierto, ha ejercido la violencia a 'periodicazos' contra tres pobres incautos disfrazados de palomos y no ha pasado nada. Porque hoy, por consenso, con el consentimiento del poder gobernante y por que sí, valía todo. 
¿Qué se reivindicaba? Una amable convecina me ha explicado que se reivindica la Coloma, la Paloma, ya que al parecer no es algo que se reivindique habitualmente. Debe tener que ver con el hecho de que las fiestas de Santa Coloma son las de Santa Coloma y no las de Verano, que no son las auténticas de aquí y ya se sabe que estamos en una espiral de autenticidad que dios sabe a dónde nos va a llevar. 
Sea como sea, a las once y media, hora en la que debía dar comienzo el linchamiento, con la plaza llena, se han repartido unos papelitos con el himno que, remedo de la invocación a San Fermín, los colomenses de bien, de mal y de regular que allí estábamos, debíamos cantar para dar comienzo con el encierro. Como servidor no es de himnos, no he cantado, pero no estaba para discutir. A las doce menos cuarto, con SantaColomaMan (¿se escribe así? hacía tiempo que no se veía a Santa Coloma Man por Santa Coloma...) haciendo de maestro de ceremonias y nuestro regidor (con poder) preferido al megáfono, daba comienzo el espectáculo. El recorrido no me ha quedado muy claro, pero han salido espiritados hacia Anselm Clavé en dirección a Carrer Major. Ahí han parado en la esquina de la Hiedra y ahí... he abandonado la lucha. Tengo una vida. No todo es jijijajá. Athletic Club de Bilbao contra el Alavés, cero a cero. Fútbol. Un aburrimiento. 
Y eso. Me dicen que todo ha acabado en la Plaça Manent. 
Los tres palomos han recibido de lo lindo. En el breve lapso de tiempo que he podido disfrutar del asunto, he visto a niños y niñas, mayores y jóvenes, todo el mundo (hasta los cojos), atizar con saña a los palomos que recibían estoicamente los golpes con un aplomo (que es como palomo pero con las letras cambiadas) que solo aquellos que están acostumbrados a recibir los fuertes embates de la vida, pueden soportar. Héroes de nuestro tiempo disfrazados de palomo.
Ahora recuerdo como en sueños, haber visto a tres personas, bajo un árbol en la plaza Manent confabular, preparar algo para... tres personas contra el sistema que pretenden romper ese mismo sistema recibiendo golpes, dejando que el pueblo descargue sobre ellos la ira de... 
El año que viene, me lo pienso. Debe molar eso de ser el saco de los golpes. Pegar mola, pero que te peguen es lo más.
Qué pueblo éste.   

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