martes, 19 de abril de 2016

Crónica de una boda. Gélida diversión.

Todo empezó el día de antes con una despedida de soltero a la que no fui. Yo conozco al Diego de hace bastante tiempo, pero no había hablado, o al menos, no me había relacionado con el Diego hasta tiempo bastante reciente. Mi padre iba al Dila e hizo amistad con su padre. De hecho, siempre me dice que tiene cuadros de mi padre en casa de sus padres. Sus padres del Diego han estado en mi casa del pueblo. Recuerdo (por meter más texto) que cuando vinieron a casa, en agosto, dieron una vuelta por el pueblo y cayó un monzón en un minuto. Cuando llegaron de su paseo, me pillaron sujetando el chiringuito que mi madre tiene montado en el corral, porque se volaba. Anecdotaza.
Se casan la Carol y el Diego y nos dicen de ir a la boda. A la fiesta que van a hacer en el campo del Singuerlín, o en el bar del campo del Singuerlín. La boda, la fiesta mejor dicho, tendrá un leit motiv, el de la moda retro, vintage... hay que ir vestido de aquella manera. Yo más o menos lo tengo claro desde el principio, tengo un traje de cuando se casó mi primo Sebas, gris de cuadros, con el que voy retro, vintage y pasado de moda. Pero doy el pego. Se supone que hay que ir como de Elvis, pero pocos son los que lo harán. Ellas, en cambio, ay ellas. Ellas sí que se esforzarán algo más, bastante más y habrá que sujetarse muy mucho para no jurar amor eterno y prometer que uno sustituiría el césped artificial del campo del Singuerlín por un manto de rosas y estrellas solo por... de esas se le irán ocurriendo a uno varias a lo largo de la noche, porque había que verlas.
Una fiesta a la que somos invitados también en calidad de 'los músicos'. Vamos a tocar en una boda, otra vez. Se afina el repertorio y nos disponemos a desentonar de una manera flagrante en el evento. Esto vendrá luego.
La fiesta empieza el día de antes. Con la despedida. A la despedida de la Carol no fui y no tengo más referencias que unos cuantos apuntes sobre la brevedad, la fugacidad y lo difícil que es pasárselo bien en grupo. Por parte de los 'despedidos', desde las cuatro de la tarde se van recibiendo inputs de que la cosa va bien, que hay diversión y que ya si eso me voy uniendo más tarde. Cuando decido ir a la despedida, el cuadro flamenco está montado pero con salud y buen cuerpo. Me bebo unas birras en la Sisqueta (en la sisqueta, en la sisqueta, en la sisqueta...) y me retiro, porque tengo muchos muchos mocos y hace frío y mañana hay que cantar. Todavía a las tres de la mañana se reciben inputs.
¿A quién conozco yo ahí? Conozco al Diego, pero como digo, de forma reciente. Fui al Punt i Coma ya tarde y siempre tengo la duda de si me conocen a mí, me conocen porque voy, me conocen porque estoy, me conocen porque estoy al lado... simpático no soy, gracioso poco... pero mira, ahí estoy. Más gente que conozco, regidores y miembros de Gent. En teoría no son de los míos, pero volviendo al punto anterior, no sé si por una cosa, por otra, porque uno es un poco payaso fofó o qué, pero parece que hay buen rollo. No son todos de Gent, hay gente diversa, hablamos de fútbol, de la Peña, de... beber cerveza con gente. Esa cosa. Ese mundo. Grabo al Diego haciendo un speech sobre los amigos y tal y para casa. Mañana más.
Llega el día. Hay que vestirse. Hay que ir vestido y cargar o hay que cargar y vestirse luego... Vestido y cargar, una cosa hecha. Llueve y hace un frío de mil pares de... Pero mucho frío. Y llueve. Vaya boda. A las seis de la tarde está cayendo una del morir. No pasa nada, no hay miedo. Cargamos y montamos. Durante todo el día han ido recibiéndose inputs de cómo va el tema. Tendremos que hacer dos viajes, al volver, para cargarlo todo. Vamos. eltoni, elpako & elchristian feauring laana. Laana va de pinup. Cargar y descargar así no es fácil. Es igual, adelante. Hace un frío que hiela las piedras. Son las siete de la tarde. Van llegando los invitados.
Muchos ya están allí. Con sus birras en la mano, vamos saludando. Vamos cargando amplis y... eso, peas, o como se llame. Cables, guitarras. Hola. Aquí. Ep. Hola. Y llega y, efectivamente, no hay mucho más que añadir, la fiesta podría haber acabado ahí mismo. Ya estaba todo hecho. Pero quedaba toda la noche para seguir imaginando cosas.
Con una barba como un oso y con ese traje. Debería haberme dejado bigote, funcionario de la RDA, vintage y soso. Vamos bebiendo cerveza, hola, hola, ei, hola. Qué tal. Y van calentándose las conversaciones y las risas. Hacía un frío del copón pero hay mil maneras de calentarse. Yo todavía estoy tosiendo.
Actuaciones. Una chica que no conozco pero que me suena resulta que va a hacer de payaso para los niños. Acaban saliendo la pareja casada, la Alex y quien fuera bajista (creo) de The del hoyo y se marcan un baile. No hay mucho más que añadir sin que uno recurra a tópicos llenos de almíbar que procuraré y procuro no utilizar, pero que me salen.
Vienen a tocar los de La Carmela, la Queralt y el chico que la acompaña a la guitarra que yo no sé cómo se llama. Nos empieza a entrar el pánico. Son muy buenos. Cantan de narices, tocan como dios. No entremos en barrena, por favor. Nosotros tenemos nuestro rollo. Va. La Queralt incita a bailar a la pareja que se marca una canción que ahora no recuerdo. La Carol se ha cambiado el vestido, uno de flores lleva ahora, muy cincuentas, está muy guapa. El Diego, si no fuera por la pajarita, también podría ser portada del disco. Bailan y están felices como perdices.
Se trata un poco de eso, pongámonos serios, se trata de hacer el tonto, que es un día que no se va a repetir y dejarse de los formalismos. Dejarse de tonterías y hablar con todo el mundo, hablar, reirse y beber. Beber y reirse. Y hablar. Y bailar si sabes. Si no sabes, baila también. Con nosotros no vas a bailar, yo apenas sé moverme. Entre actuaciones, la música que suena es del pen de mi hermano, música jamaicana. Al final siempre acabamos poniendo nuestro pen. Traer vosotros el vuestro. Bailar. Mi hermano baila muy bien. Hay quien lo nota y le sigue. Creo que toca el tal Oscárboles también, algo una o dos canciones. No recuerdo.
Tocan los de las Balas Perdidas. Son muy buenos. Qué hacemos aquí. Tocan muy bien. Qué hacemos aquí. Beber, reirnos, hablar con la tropa. Nuestro rollo es otro, no te preocupes. Bailamos. Bailo Lucille, que la tienen en el disco. Yo creo que es el momento más así de toda la noche. Pero de lejos. Son muy buenos y luego vamos nosotros. La gente se va a pirar corriendo.
Está el Albert Gerard vestido como el del monorail de los simpsons, se ha dejado un pequeño bigotín. Está la Patricia que pide que cantemos Bigotín para el Gerard. Está el Oriol Corral que no para de hablar. Está el Aitor, que se ríe. Está el César con una chaqueta de pana. Está el Jonatan con una chaqueta de cuadros. Está la Eva que se ha hecho algo en el pelo. Está la Deme, fuera de la Rebotiga, que no hace falta que se haga nada, o se lo ha hecho, es igual. Está la Alba, que baila y pregunta cosas sin respuesta. Está el David, la Rosa, el Juanra, el Pepe, hola, hola, ei, hola. Voy a pedir unas birras. En la barra hay un chico con melena que he visto muchas veces y que no he saludado jamás. Hay un montón de gente a la que conozco y que no he saludado nunca. Y creo que esa noche tampoco lo hice. Ellos tampoco a mí. Nos lo estamos pasando bien. Pero nos toca montar.
Montar con cuatro horas de fiesta encima, no es fácil. El Wallace nos presenta. El Wallace viene de otra película, con unas gafotas grandes, nos presenta pero todavía nos falta. Nos cambiamos, queremos empezar pero tardamos. El hermano del Santos interviene para decir algo. Luego tocarán ellos. Tardamos mucho. Empezamos. Creo que las dos o tres primeras canciones, todavía medio las controlamos. Pero nos perdemos, empezamos a pensar, sin decirlo, que lo estamos haciendo fatal. Pero vemos cosas raras, gente bailando, saltando, que se nos echa encima, que nos quitan el micro. El chico de las melenas me coge de las piernas y me sube a hombros mientras canto Bigotín. Mi hermano, laana, hasta elchristian, dicen no haberse enterado de nada. El Sancho, persona de expresividad contenida, salta e incluso canta. Albricias. Me quitan las gafas en mitad del concierto. La Alex me señala que se me caen, pero es la Carol la que me las quita. Vale todo. Entra gente a coger chaquetas mientras estamos tocando. Vale todo. La chica de la pastelería. Somos gente tolerante. Acabamos con Cobradora del Gas y pensamos que es un desastre sin precedentes en la historia de la música. Habrá traumas por esto, que solo el alcohol parece ser capaz de paliar.
Acabamos y no recogemos. Nos cambiamos y a seguir disfrutando de la fiesta. Hace mucho frío, meterse para dentro de las carpas. Ha estado de puta madre, no os preocupéis. Pero ha sonado fatal. Pero ha estado de puta madre. Pero ha estado fatal. Tocan los Coser y Cantar, rollo jamaicano, más hablar y más reirse y más de todo. Y tocan unos que se llaman... Mundo Chillón, un tío raro con barba y gafas que me regala su disco porque dice que está in love con nosotros. De verdad que... Bueno. Tocan dos canciones, no sé, un rollo raro. Todo. Van a pinchar los Solysombra. El Jose. También estaba el Jose. Y el chico de la tienda de los crepes. Hay mucha gente. Me dejo a la mitad, seguro. Están los pastores, por ejemplo. El Joan contenido a medias, como siempre. El Jordi con el cuello de la camisa para arriba, desatado. La Guida, la Patricia y la chica del Sancho que no sé como se llama, se apostaron al lado de la valla para darnos indicaciones. Se te oye, no se te oye, toca Bigotín ya.
Tiene uno la sensación de estar contando un evento de sociedad. Como en el Hola. Es una boda, no se asusten. Una boda con gente, con colegas, con los típicos conocidos que están pero que no sabes bien que... y venga a reir y a hacer el monguer por ahí. A saltar y a hacer el punko con los Sex Pistols, una vez solo que no me aguanto los pedos. Luego tocará recoger y el cable, y el pedal, y el coche, y las llaves del local y toda esa mierda. Ser músico mola un rato, pero hay otro rato que no mola tanto. Son las seis y hay que ir a desmontar. Y no mola.
Los novios se retiraron a las... La Alex, el Jonatan y la Deme se retiraron también a las... y nosotros allí, los últimos. Dándole abrazos al Christian que dice que nos ha visto y ahora recuerdo que sí, que estaba delante de mí dándome melenazos. Colegas de puta madre.
Más frío que en la batalla de Teruel. Tiene que haber fotos y vídeos guapísimos. Yo tengo, pero no tengo gracia para las fotos. Y siempre sale lo mismo.
Lo de siempre, que cuando hacemos otra, que lo tenemos que repetir... se nos va la fuerza por la boca.
Fue todo un gusto, me lo pasé como un indio. Casarse más.

2 comentarios:

  1. plas plas plas. Que acertado relato!!!

    (estoy enganchado al grupo de whats de la despedida ... ... y por eso he llegado hasta aquí)

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  2. señor!!! admiracion total!! por cierto mis padres tienen cuadros del tuyo en casa!

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