miércoles, 13 de abril de 2016

Chitá, esa ciudad que no conozco

Reconozco que a veces se me mete en la cabeza una cosa y que no paro hasta que se me mete en la cabeza otra cosa. Llevo un tiempo en el que estoy bastante preocupado porque el tiempo se me va de las manos y hay muchas cosas que me quedan por hacer que ya, muy probablemente, no haré. No voy a hacer una enumeración de asuntos pendientes, simplemente he querido empezar transmitiendo esta sensación. Quisiera ahora comunicar otra cosa, que tiene que ver con lo anterior y a la vez, o por contra, por decirlo de otra manera, no está relacionado. Se trata de Asia Central.
No es un tema que ocupe mis días y mis noches, pero sí que de una manera esporádica nubla mis sentidos y condiciona buena parte de mi día a día. Asia Central se me presenta como un espacio evocador, donde ocurren cosas fascinantes, donde la gente es muy distinta, los nombres de los pueblos y las gentes me llevan a pensar en historias de migraciones, de pueblos con yurtas que se mueven de un lado a otro, de cabalgatas por la estepa, de zares que van conquistando territorios que no son bien apreciados por el resto de potencias mundiales porque imaginen ahora, un momento nada más, imaginen ahora conquistar toda esa extensión de terreno que supona Asia Central y que, realmente, nadie piense que eres un gran país o un gran conquistador. Rusia, dominadora de Asia Central. ¿Y? te la puedes quedar.
No he ido nunca a Asia Central y muy posiblemente no vaya nunca. Kazajstán, Uzbekistán, Turkmenistan, Chitá no está en ninguna de estas Repúblicas que hoy creo que son países independientes, o quizás no. Chitá se encuentra en el distrito federal de Siberia Oriental.
¡Saben quién nació en Chitá! Perdón, ¿saben quién nació en Chitá? Genghis Khan. Si es que todo encaja. Un lugar en el que nació Genghis Khan, o el lugar en el que nació Genghis Khan, merece estar en el imaginario de cualquier persona que se tenga por un poco... no sé. ¿Cómo me definiría yo? ¿Qué piensan ustedes de mí? ¿Me aman?
Chitá tiene pinta de estar muy lejos. Y de no haber muchas cosas que apreciar realmente en la ciudad. No sé si tendrá casco antiguo, una zona para salir de marcha, la calle de los bares de Chitá, el museo en el que apreciar las obras de arte contemporáneo o de tradición lugareña. Busco fotos y sale la estación de tren. Me gustan los trenes y las estaciones de trenes. Yo de pequeño pasaba los veranos en una estación de tren. Bueno. Tengo una vida muy interesante y con muchas anécdotas y muchas cosas así pintorescas que les pueden interesar. Ya tendremos tiempo de irnos conociendo.
Chitá tiene la iglesia típica con las cúpulas doradas, blanca con las cúpulas doradas, que tienen las iglesias rusas. Supongo que tendrá todavía alguna estatua de la época soviética, o las habrán quitado. Creo que no habrá ninguna. O alguna de Lenin. No sé.
Estoy pensando, y creo que en el Risk había un territorio que era Chitá. No. No era Chitá, pero sí que está Irkutsk y eso está muy cerca de Chitá. Supongo que Chitá será un crisol de culturas, y habrá gente vestida de muy distintas maneras, y habrá un mercado en el que se podrán encontrar cosas maravillosas y un montón de recuerdos que poder comprar y seguro que hay alguien occidental viviendo allí que tiene una vida super interesante que me puede contar también.
Me encantaría viajar a Chitá. Coger un avión y plantarme en Teherán y de Teherán por ejemplo, alquilar un Land Rover y tirar carretera para delante. Y recorrer las estepas y ver las montañas del Karakorum y el Kunduz y no ir a Afganistán sino quedarme por la parte de arriba y no sé. Visitar las ciudades pero no estar en el campo. No me gusta estar en el campo. Me gustaría ir con alguien, pero le haría el viaje insoportable, seguro. Porque digo que me gusta ir de viaje y que me gustaría ir a Chitá, pero luego estoy lleno de gilipolleces. Así que mejor no voy a ningún sitio.
La vida es una mierda.

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