miércoles, 30 de marzo de 2016

La Justicia no salva a los buenos

Al parecer el mantra de hoy era 'La Justicia no salva a los buenos' con su correspondiente respuesta 'La Justicia salva a los malos'. Estoy intentando recordar algo. Ayer se me ocurrió un tema que podía utilizar como una entrada en el blog. Era una historia que me pareció interesante y que pensé que podría cubrir el hueco del día. Pero se me ha olvidado. Sé que no era una historia de las que aparecen en algún volumen de relatos de alguien que nos llega desde... era algo que podía hacer colar como una historia personal. Pero se me ha ido.
¿Y si un día se me olvida todo? ¿Y si un día olvido todo lo que tenía que hacer? Tampoco es tanto, así que no tendrá demasiada importancia.
Me gustaría tener su aspecto. Llevar una gorra como esa, que la barba me diera un aire de habitante de la Galitzia ucraniana de una santa vez, que mi catalán fuese ya no fluido, sino absolutmente correcto. Me gustaría tener sus contactos, hablar con la gente con esa familiaridad, con esa cercanía, saber quién es quién en cada momento. Me gustaría saber si hablo bajo o hablo alto. Creo que hablo en un tono bajo de voz, pero me advierten constantemente que lo que digo lo está oyendo todo el mundo. Y no parece que sea muy elegante escuchar cómo alguien habla de ti y puede que esté haciendo algún comentari fuera de lugar sobre uno y que se escuche.
Me gustaría ser todos y cada uno de los que entran en este bar. Ahora mismo acaba de entrar un tío alto con traje y corbata. Altísimo. Me gustaría que los trajes me sentaran así de bien. Nunca llevo traje y posiblemente nunca me vea en el trance de llevarlo. Un traje a medida. Tengo un traje pero no me queda bien. Y mola, porque es de cuadros y da el pego, es moderno y antiguo a la vez, pero no me queda bien. Casi nada me queda bien. La triste historia del toni.
Escritura automática. Artista. ¿Quién es un artista? Mi padre, por ejemplo. Es un artista. Autocalificado como tal. La autoestima es muy importante. Ahora me tengo que cortar un poco, han entrado unos que quizás puedan ver lo que estoy escribiendo.
Voy a contar una historia para distraer la atención. Un niño entró una vez en una casa que estaba habitada por unos familiares. Por contarlo de una manera más definida, el niño iba a casa de su abuela a por unas ropas que su madre le había pasado a la abuela para que las arreglara, hiciera unos retoques, etc. El niño iba por la calle, medio al trote, la casa de su abuela no estaba lejos. No todo el mundo tiene la casa de la abuela cerca. Podía haber tenido la casa de su abuela a unos 1200 kilómetros en línea recta desde Barcelona y hubiéramos tenido un problema. La historia hubiera sido otra. No nos detengamos en este punto, porque no nos conduce a nada. El niño, pensando en sus cosas, tropieza y se cae. Estoy recuperando un clásico. La vieja historia del niño que tropieza y se cae. El niño en principio no parece haberse hecho mucho daño, pero al pasar la mano por su rodilla, nota que se ha roto los pantalones. En otras circunstancias, se hubiera entristecido sobremanera, pero como su abuela se ha especializado en retoques y apaños, piensa que se lo pueden arreglar. La Justicia no salva a los buenos, como ya sabemos. Cuando se incorpora, una paloma caga al niño en la cabeza. Y contra eso su abuela no puede hacer nada. No hay Justicia.
No todos los días se puede. La Justicia no salva a los buenos. Tumbado al sol. Mañana se nos ocurrirá algo mejor.

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