miércoles, 24 de febrero de 2016

Escenas bucólicas en torno a un paseo por la montaña

No hemos tenido tiempo para nada, así que vamos a quedarnos con este primer texto que cogemos del montón que nos han ido llegando. Leemos que nos lo remite Idomeneo de las Altas Torres y que se titula 'Escenas bucólica en torno a un paseo por la montaña'. La verdad, lo hemos escogido porque estaba arriba y era el más finito. Ahí lo dejamos.
'Minerva y yo nos cogimos de la mano y avanzamos por el camino que salía del pueblo al que habíamos ido a pasar unos días de vacación. Nos cogíamos de la mano bien fuerte, pero sin apretar demasiado, porque al apretar le hacía daño en la mano. Y no porque yo fuera más corpulento que Minerva, ya que ella era, de lejos, más recia que yo, si no porque se había hecho algo de daño en la mano manipulando un azadón que, medio en serio, medio en broma, quería hacer servir para... en fin, que no estábamos hechos para esos menesteres y su mano se resintió. Así que no le podía coger de la mano con fuerza, se la cogía, pero no apretaba. Ambos caminamos con ligereza mientras el camino alcanzaba la categoría de pista, pero en cuanto la cosa se puso algo más agreste, fuimos aminorando el paso. Minerva, que había estudiado el entorno y, según me contaba, su familia se había criado en un paraje parecido a este, también me explicaba las cosas que íbamos viendo. Árboles, arbustos, flores, el trino de los pájaros, las diversas estratificaciones que iban apareciendo en el terreno, cosas de geología, cosas del campo que, aunque ya digo que nos resultaban ajenas a nuestra vida urbanita, ella tenía por la mano por referencias.
Dicho esto, en un recodo del camino, se nos apareció lo que a mí se me figuró como una ardilla. Pero Minerva, apuntó que era una marmota. Me encantaba. De todo sabía, aunque no hubiera estado, aunque ni de cerca el asunto estuviera cerca de su especialidad, entendía de todo y todo era capaz de explicarlo con gracia. Me explicó que era una marmota porque el tipo de cola era muy distinta, además, nos hallábamos en un entorno en el que las ardillas no podían estar, ya que no había árboles cerca y las ardillas ya se sabe. Que las marmotas son algo más corpulentas, de hecho, bastante más corpulentas que las ardillas y que tienen una forma de moverse muy diferente. La marmota es mucho más lenta. Que la forma del rostro quizás me había confundido, y que era comprensible que los hubiera confundido.
Como quiera que me viera absorto en su explicación, quiso acabar su exposición acercándose para darme un beso en la mejilla y así seguir caminando. Pero no sé qué me pasó por la cabeza que cogí una piedra y se la tiré al animal. Claro, como era una marmota y no una ardilla...
Pues se enfadó. Normal.'

2 comentarios:

  1. Qué dice que iba a hacer con el azadón Minerva...?

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  2. Lógico, sí. Tanta sensibilidad para una mano y tan poca para una pobre marmota. Si es que somos un saquito de contradicciones.

    Feliz día

    Bisous

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