lunes, 29 de junio de 2015

El yerno perfecto y el proyecto común

Llevo unos días dándole vueltas. Uno puede ser muchas cosas, pero la máxima aspiración de un adulto medio es la de ser el yerno perfecto. Que puedas ir a la casa de los suegros y, aún teniendo ideas y principios, vestimenta y aspecto diferentes, seas capaz de hacerte querer. De levantar risas nerviosas entre las señoras mayores que asisten a tus discursos, haciéndose las asustadas, pero sabiendo perfectamente que estás hablando por hablar, que en realidad, al cabo de un tiempo, serás una persona de orden, que verás la luz y que a la hora de la verdad, estarás al lado de los que tienes que estar. Últimamente me asalta esta sensación cuando escucho escribir y leo hablar lo que corren y saltan los miembros de la izquierda que está a la izquierda por estos contornos. Utilizan unos argumentos muy duros contra la izquierda que, ay, en estos días, parece estar fraguando un proyecto de unidad con el nada despreciable objetivo de poner el tema social en primer plano del foco político, en lugar de la cuestión nacional y darle esa ansiada patada al tablero de la que tanto hablan los compañeros podemizados. Pues bien, este proyecto no gusta. Asusta. Pero no asusta a los voceros de la derecha nacional e internacional únicamente, también lo hace y de manera muy burda, a los responsables de la izquierda más izquierda, y utilizan argumentos muy parecidos a los que se vienen escuchando desde tiempo inmemorial. Que si el PSUC hizo... que si Barcelona no es Catalunya... que mucho hablar pero que luego hacen lo mismo que todos... el cuñado perfecto se sienta en el púlpito y habla de cosas que dan mucho miedo y tal, y las señoras y los señores, le miran con cariño y piensan... és un bon noi. Y nos presentan al resto de integrantes de la formación que asegura la esencia de los principios y la recta vía y son gente que, en fin, no presenta un perfil que de realmente mucho miedo. Simplemente, no son gente que haya tenido nada que ver con el PSUC en ningún momento de sus vidas, y con eso ya lo tienen todo listo. O no. Siempre hay algún fallo. Vivimos pues, días en los que sufrimos ataques desde aquellos que, hace unos cuantos días, callaban y miraban para otro lado cuando su apuesta de unidad popular sin mirar proyectos nacionales reportaba unos resultados francamente encomiables. ¿La papeleta del coletas? En cambio, de una semana a esta parte, el simple avance noticioso de un proyecto de unidad popular que incluya, ay, a esa ralea infecta que proviene de los que han hecho de Barcelona esa ciudad tan... así, y que ha conseguido con esa misma fórmula, ganar unas elecciones en el poblado vecino, resulta insoportable. Artículos (me estoy repitiendo), declaraciones, valoraciones, todo mal. Lo que era bueno y sano hace un mes, resulta hoy una locura y un sinsentido. El yerno perfecto levanta la voz para decir que eso no es un proyecto realmente transformador y abronca a los que antes eran inestimables socios para decir que 'con esa gente no'. Y los suegros asienten y dicen 'claro, claro, es un poco brusco, pero tiene razón'. Y mientras, nosotros, con flores a María, anhelando en el fondo de nuestros corazoncitos que el yerno perfecto vuelva a ser nuestro colega, si es que lo fue alguna vez, y se venga a tomar unas birras de una manera fraternal y sencilla, que deje a los suegros vivir su vida y no quiera caer tan bien. No sé si me he explicado bien, pero ya si eso, en otro rato, lo hablamos.

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