lunes, 22 de diciembre de 2014

Un concierto de Javi Jareño. No me caigo bien, me caigo mal.

Santa Coloma no es tan grande. Tras un concierto hace mes y poco en el Auditori, el cantautor local Javi Jareño se arriesgaba con una nueva actuación en la misma ciudad, en este caso en el Teatre La Colmena. Yo conozco a Javi Jareño. Es de mi calle. Pero Javi Jareño no me conoce a mí. No tiene porqué. Los dos somos de la misma calle, casi de la misma edad, nos hemos cruzado dos millones de veces, pero jamás nos hemos saludado. Mis padres si conocen a los suyos, creo. Pero nosotros, ni un arqueo de cejas, ni un nada. Y no pasa nada, ojo. Que mi calle es muy larga y vive cantidad de gente y no por ello tenemos que estar con el pum de confeti cada vez que nos vemos.
No me gusta toda la música y los que pasan por este espacio lo saben. Voy muchas veces a conciertos de grupos o cantantes que no me gustan, bien por interés periodístico, curiosidad antropológica o porque el 'anda, vente', suele ganar. Fui al concierto de Javi Jareño porque ahora me estoy dedicando a la política y me tengo que dejar ver. Esta es una posible forma de verlo, también. Pero como no soy el único que hace estas cosas, pues se siente uno más arropado. Y yo iba con alguien a quien sí le gusta Javi Jareño, ojo, ya lo había visto más veces.
Antes de este concierto, no había escuchado nunca a Javi Jareño. Ni un cd, ni una actuación, nada. Sabía que es un cantautor, que tiene letras comprometidas con lo que viene aconteciendo y que también canta a las relaciones personales y demás. Tengo una sensibilidad nula hacia estas cosas. Pese a haberme criado escuchando a Paco Ibáñez, Víctor Jara... no hablemos de mí. No tengo sensibilidad para estas cosas. Un señor, con una guitarra, cantando muy sentidamente a la revolución, a la esperanza, a las mujeres, al mar de Cádiz y a mí me ocurre que no consigo meterme en el ambiente, en lo que cuenta, en lo que siente. Es como si no creyera que lo estuviera haciendo en serio. Yo también canto y hago canciones, muy malas, con un grupo. Y me pasa que cuando canto algo que es más 'profundo', tengo que poner voz de falsete o chillar o hacer el payaso para sentirme cómodo. No me caigo bien, me caigo mal. Mucha presentación para hacer la crónica, bien pareciera que me estoy justificando de algo.
El concierto empieza con una presentación a cargo de un amigo del cantante, que explica cómo se conocieron y a continuación lee un poema. El amigo es argentino, Carlos Lema, y su dicción y forma de contar es perfecta. Presenta y Javi Jareño no sale de detrás del escenario, si no de arriba, de las escaleras por las que entra el público. Tres cuartos de entrada. Entra Javi Jareño. Me saca una cabeza de alto, tiene presencia y entra decidido al escenario. Comienza el concierto.
La actuación consta de canciones propias de sus cuatro discos, con adaptaciones de poemas de otros, con versiones y con duetos junto a su padre y su hermana. Las versiones son de Triana, de Toti Soler y de Manolo García. De Triana adapta En el Lago, canción del primer disco de la banda sevillana. Al ser una versión acústica y uno estar acostumbrado a la versión 'de grupo', parece que pierde algo, pero es que la canción es tan buena, que da igual. De Toti Soler interpreta Liebeslied junto a su hermana, Laura Jareño, en catalán, una canción muy bonita, la verdad. Como esta canción no la conozco, pero sí que le tengo simpatía a Toti Soler, que tocó con Pau Riba, me gusta. Fíjense en qué parámetros me muevo. Lo conozco, me gusta, lo puedo relacionar con algo mío, me gusta. Así son las cosas. De Manolo García interpreta Pájaros de barro. Ahí ya no. El público se desvive con la canción, todo el mundo la canta y hay quorum. No puedo con Manolo García y mucho menos con los Pájaros de Barro. Le dedica la canción a la alcaldesa, a Nuria, sin decir que es la alcaldesa. Ella está presente entre el público. Esas son las versiones.
El capítulo de duetos es el que más me gusta. Salpica la actuación con intervenciones de su padre, José Jareño, con el que hace duetos de guitarra que me recuerdan a los que hacía Pata Negra. Tres canciones, si no recuerdo mal, toca con su padre y las tres me gustan bastante. Sobre todo la primera, Papa Blues. Tocar la guitarra así me da una envidia insana. Pero tranquilos, que no pienso aprender.
'¿Lo estás pasando muy mal?', me preguntan. No. No, no. No lo estoy pasando mal. Estoy escuchando y de todo se extrae algo. De lo que no te gusta, también. Ojo, no me gusta a mí. Y no soy ningún árbitro de la elegancia. Como digo, estos temas instrumentales me parecen muy buenos. La canción que interpreta Laura Jareño, también está bastante bien. Muy sencillita y muy bien.
La temática social va dominando el discurso de Jareño, con intervenciones entre canción y canción denunciando la situación que vivimos. Una de las últimas canciones que interpreta, referente a esta temática, la dedica a la más que posible candidata de ICV a las municipales, Alexandra Sevilla. Bueno, una para cada una, no está mal.
El público está entregado. Muchos de los presentes se saben las canciones. Veo a un muchacho de delante mover la boca cantando 'Más mar'. 'Es que esta canción es muy bonita'. Habla de Cádiz, o de la sensación de estar en una de esas playas de Cádiz, o en Cádiz. Lo que representa Cádiz. Yo no tengo sensibilidad para estas cosas, ruego que me disculpen. No entiendo tanto rollo por Cádiz.
Intervienen en el concierto también una poeta de Barcelona que lee uno de sus textos, como digo, el propio Javi Jareño ha cantado uno de sus poemas. También Carlos Ladera sale al escenario para leer un fragmento de una obra de Ernest Hemingway ambientada en la guerra civil, que debe tener algo que ver con que los humildes siempre salimos (ojo, como si yo fuera humilde) escaldados de las contiendas sin saber porqué. Eso debe ser.
Algo que me sorprende y me agrada de las canciones de Javi Jareño, no entra en el rollo medio rumbero o aflamencado o sureño que podría hacerle más atractivo para el público. No es tan Manolo García como podría ser. Y aunque la propuesta sea diametralmente alejada de lo que me gusta, reconozco que la salpica de cosas que me gustaron. Y ver cantar a alguien al que le gusta lo que hace, no se crean que es tan fácil. Reconozco, como si necesitase alguien saber si sí o si no. No me caigo bien, me caigo mal.
Pues ya está. Javi Jareño despide el concierto agradeciendo la presencia del público, dado que hace poco actuó en la ciudad y siempre cuesta traer gente y a la gente del Teatre La Colmena, el Joan y el Andreu, que se están moviendo para traer propuestas guapas al Teatre y que la gente vaya. Aunque seamos políticos en precampaña.
¿Volveré a ir a un concierto de Javi Jareño? Si me lo piden, pues claro. ¿Me saludará Javi Jareño por la calle si me ve? Eso ya no lo sé.

Fe de erratas: Carlos Lema no es argentino, es uruguayo.

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