martes, 2 de diciembre de 2014

Participación ciudadana. Malditos burócratas de Washington

'Este Plan, seguro que está hecho con muy buenas intenciones, pero no es el primer plan de participación que se presenta y en el que nos piden que colaboremos y finalmente todos acaban en el cajón y se lo pasan por donde te dije'. Este es el planteamiento inicial. Ayer se presentó el Nou Reglament de Participació Ciutadana i Govern Obert. Se presentó. Todavía no está aprobado en pleno y hay mucho tiempo para mirarlo, releerlo, ver qué falta y hacer las alegaciones que sean necesarias. Funcionará a partir del próximo mandato. El objeto de dicho reglamento es cambiar la relación entre la Administración y los ciudadanos. Yo voy hablando y ustedes si quieren vayan haciendo lo que quieran, que hasta aquí voy presentando las cosas de forma muy... formal. Este es el nivel. Entre las novedades de este reglamento de participación destacan las consultas ciudadanas no vinculantes que se podrán hacer a partir de la recogida de 3000 firmas en un máximo de tres meses; la introducción de puntos en el orden del día a petición de la ciudadanía con la recogida de 1200 firmas; o que con 500 firmas se deberá organizar un debate ciudadano sobre un tema propuesto por la gente.
Pues no.
La presentación de ayer fue descafeinada, naturalmente, ya que la máxima autoridad del consistorio no acudió a una cita en la que se presentaba en sociedad un documento que cambia diametralmente la forma de funcionar del lugar en el que se supone que va a volver a trabajar. Todo el mundo habla de 'la alcaldesa', y uno supone que se refieren siempre a la misma persona. Igual hablan en genérico y nos llevamos una sorpresa.
A la presentación de ayer acudimos 'los nuestros', que como todos ustedes saben, somos los de ICV-EUiA. No nos vamos a engañar. Este Reglamento ha sido impulsado desde la concejalía de Participación, que la llevan los nuestros, en concreto ese señor de la foto que se ve tan mal. El Siscu. Y el Xavi, que aún es más de los nuestros, también está por allí. Por eso ayer acudimos en masa a decir que sí, que mola, que es un reglamento de participación que sirve para cambiar y escuchar la voz de quienes ahora reclaman participación, participación, participación, participación. Que cuenten con nosotros. Que sea el ciudadano de a pie (¿?) el que tenga las riendas de todo lo que sucede a su alrededor. Que sea el común de los mortales los que dirijan los designios de su tiempo. Que no vengan esos malditos burócratas de Washington a decirme cómo debo llevar mi vida. La vida, la decido yo cómo la llevo. Participación en los asuntos públicos. Ese es el mantra. Tenemos que conseguir que la gente se implique en lo que le importa, más allá de decir que todos los políticos son unos mierdas y que se lo llevan muerto haciendo lo que les da la gana y sin contar con nadie. Pero da igual. Hagas lo que hagas, te van a pintar la cara.
La presentación del Reglamento ayer contó con la presencia de asociaciones de vecinos y de diversas entidades que han colaborado en su redacción, pero también mostrándose muy críticos con él. Este plan no va a servir para nada, porque luego el que gane las elecciones, 'la alcaldesa', lo meterá en un cajón y todo a cagar. Este plan no va a servir de nada porque las consultas no son vinculantes. Este plan no va a servir para nada porque no dice nada de los presupuestos participativos.
Ven y cuéntanos cómo quieres la Santa Coloma del mañana. Tengo una tienda de cachivaches y adminículos de corte y confección y convoco un simposio sobre la Santa Coloma del futuro. Jóvenes, independentistas, señores mayores, aficionados al Athletic Club, atletas de fin de semana, jugadores de ajedrez, herbolarios... de repente, a todo el mundo se le ocurre montar jornadas sobre la Santa Coloma del porvenir. Ven y dinos qué quieres hacer con tus dineros. Ven y cuéntanos cómo sueñas la Santa Coloma de los jóvenes. Ven y cántanos de qué quieres trabajar en Santa Coloma el día del advenimiento de la cuarta era del Galápago Rojo. Ven y cuéntalo. Ahora dirán que hago broma, pero lean los diarios locales. Nosotros, los nuestros, estamos pensando en hacer algo parecido. O no. O participar en alguna de estas cosas. O quizás lo de ayer ya era eso. Ven y dinos, si tanto te interesa, de qué manera hablarías de los presupuestos participativos, ya que en las diversas jornadas que se organizan, seamos sinceros, tampoco acuden las masas irredentas pidiendo más espacio en las salas de las bibliotecas porque no se cabe. Si lo hacemos todos juntos, igual nos ahorramos tiempo y coste de luz.
Pero no. Es mejor desconfiar de las instituciones. De esos malditos burócratas que, ay, han caído en las redes de la administración y de la poltrona y que al final nunca van a aplicar con ganas ese Reglamento que puede ser, y lo digo ahora sin reírme, de verdad una herramienta efectiva si lo que se quiere hacer es introducir de manera efectiva a la colomense y al colomense en los asuntos que le interesan.
Mesa redonda. Fernando Pindado, especialista en asuntos de administración pública. Un hombre ameno y que nunca deja indiferente. Albert Noguera, representante del Centre Excursionista PuigCastellar de Santa Coloma, que dejó muy alto el pabellón y... Quim Brugué. Sí, Quim Brugué, el politólogo que la montó parda con lo del 9N y le dijeron poco menos que vendido a la Falange por decir que si le llamaban para discutir de algo serio iba, pero para lo del 9N como que no. Pues oigan, muy bien Quim Brugué. Los tres ponentes pusieron temas encima de la mesa referentes a las carencias del documento, del Reglamento, y también sus virtudes. Fernando Pindado puso el acento en que los ciudadanos, las entidades, no pueden tirar piedras sistemáticamente sobre la administración. También dijo que cuando se pide que haya un órgano, por ejemplo, que fiscalice o auditorice (¿?) al Ayuntamiento, no tiene que ser ese órgano precisamente mejor que el mismo ayuntamiento, más imparcial, más justo, simplemente porque lo propongas... tú. Quim Brugué dijo, por ejemplo, que esto de la participación no es un supermercado en el que pides y se te da. O que el Reglamento no creaba órganos nuevos, que era de agradecer, centrándose en las acciones. Y dijo una frase de Aristóteles muy buena, esa de 'la opinión de un hombre muy sabio no vale más que la de muchos hombres'. Bravo.
El debate giró en torno a que este reglamento era bueno y podía mejorarse todavía, pero sería realmente bueno si se era valiente y se aplicaba con todas las consecuencias. Y que sería mejor si se le dotaba de contenido, si se hablaba de políticas sociales, de acciones, de urbanismo, etc. Porque hablar por hablar está muy bien, pero... luego habrá que ponerse. Y aceptar lo que salga. Y si no sale lo que te gusta, pues aceptarlo. Y si no has ido a votar, pues haber ido a votar. Es lo que hay.
Malditos burócratas de Washington. El acto sirvió para presentar de forma inicial algo que todavía no está aprobado. Ojo. O sea, que vas a que te toquen la carita sin haber pasado por ningún trámite. Hay que tenerlos cuadrados para asumir que te van a decir que 'planes como este he visto yo unos pocos y ninguno ha servido para una castaña, que al final los políticos hacéis lo que os da la gana y no contáis con el pueblo'. Quizás sea mejor quedarse en su casa de uno y empezar a mirar los regalos de navidad, si.
Vivimos, como digo, tiempos en los que se clama por darle la voz al ciudadano, al pueblo, para que sea él el que con su voz sin intereses creados, sin carnet, sin corromper, ponga honestidad y claridad en la gestión de los asuntos públicos. Gestión. Pero siempre acabamos creyendo que lo que realmente pasa es que los nuestros lo van a hacer mejor que los otros. Y cuando no encontramos esos nuestros con los que sentirnos identificados, los creamos. Y esos van a ser mejores. Pero siempre acabamos delegando en otro para que haga lo que nosotros creemos que no sabemos hacer, nos da pereza. nos da vergüenza, o simplemente nos da miedo que si nos metemos en jaleos de participación, ergo, política, nos señalemos demasiado y no vayamos a encontrar curro en nada jamás por ser rojos y peligrosos.
Participar es muy bonito, porque lo he visto hacer en sitios. La gente va, opina y sale muy contenta de las reuniones. Reuniones de diez, quince personas, maremagnums de treinta personas, asambleas de cien. Participar, activarse y cambiar los formatos.
La Biblioteca de Singuerlín estaba medio llena. Más de media entrada. Los socialistas convocaron a poca gente. Los alternativos de verdad, tampoco mostraron mayor entusiasmo. La participación está muy bien, pero si participamos los del equipo de cada uno, pues mejor.
Y bueno, que hay tiempo para modificar el texto, para hacer muchas cosas. Pero se ha muerto Juan Expósito 'el Pajarero', que en la Peña Centenario del Athletic de Santa Coloma es como decir que se ha muerto Dios. Porque el hombre puso sus fotos, su tiempo y su dedicación para que la Peña quedara como un pincel. Participar. Y los que a duras penas movemos un boli de vez en cuando, esas cosas no las sabemos agradecer hasta que la gente así desaparece.
Si no participamos, si no nos movemos, lo harán otros por nosotros y nosotros no sabremos hacer una puta mierda más que el folklore revolucionario o el 'todos a la cárcel'. Ya se me ha ido. Me voy a la floristería.      

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