miércoles, 2 de julio de 2014

Brotes verdes

A las siete y media, siete, que suelen ser las ocho, ya estoy de pie. Me ducho el día que digo que me tengo que duchar, pero claro, ducharme por ducharme, tampoco. Ducharse ¿para qué? Si tuviera que ir a algún sitio, me ducharía, pero con apañarme un poco la cara y la sobaquera y eso, ya está bien. El pelo. Bueno. Como me lo rapo cada semana no hay problema de pelo ni ostias. Así cortito no se nota si está sucio o está limpio. El pelo de esos que lo llevan tan largo, claro, se lo deben lavar cada día. Hay gente que se echa cremas y todo en el pelo. Todas esas mariconadas me ponen enfermo. Tampoco está el negocio como para ir gastando agua por gastar. Voy a casa del Desto y allí me lo rapa con una maquinilla que tiene. No pongo la radio porque me aburro. Oigo a gente que habla de arreglar el mundo, de cosas que pasan y de toda esa puta mierda, pero de mí no habla nadie. Y como de mí y de lo mío no habla nadie, pues que les den por el culo a todos. Así de claro. A las ocho y media ya estoy hasta los huevos de estar en casa. Si no he quedado con nadie para ayudarle a hacer alguna chapuza por ahí, pues me bajo al bar un rato. Por la mañana a primera hora es cuando mejor se está. Bajo y me pido una copeja. No me gusta la leche, desde pequeño. Me hacía daño en el estómago. La copa me sienta mejor. Digo que a primera hora es cuando mejor se está porque es cuando va la gente que va a trabajar y están también las chicas del súper y al menos uno alegra la vista un poco. Tampoco es que haya ninguna que esté muy allá, pero yo a más de una le daba un buen viaje. Está la gente que va a trabajar en lo del agua y algunos de la brigada esa del Ayuntamiento, que digo yo que les habrán metido porque conocerán a alguien, porque a muchos no los conozco de nada y tienen pinta de no haber trabajado en su puta vida. Van con unas gafitas y unas pintas a currar que no sé qué parecen. Eso sí, todos con su chalequito, su camiseta con el logo de la brigada... Me tomo un par de copas por la mañana. Salgo a fumar. Esto de que no se pueda fumar, al principio me pareció una puta mierda, pero luego, te vas acostumbrando y es distraído. En la calle se está muchas veces mejor que en el bar. Y mira que en este bar se está de puta madre, que lo lleva ahora una gente de puta madre, una chica muy maja que ha pillado el negocio. Yo venía aquí de siempre, de antes incluso, cuando trabajaba. Llevaba el bar el Tal, un tío serio pero que estaba ya hasta los huevos del bar. Lo jodido es que dejó el bar, pilló la pasta para irse a una torre que tenía en Campdeflan y a los dos meses ya había montado otro bar, porque estaba hasta los huevos otra vez, pero de no hacer nada. Es que las personas somos la ostia. Pues mejor que el bar lo lleve gente así que lo necesite. Al parecer la chica se había quedado en el paro y con el dinero del paro y con los suegros que la ayudan se ha quedado el bar. Ponen tapas, que antes el Tal no te ponía ni el vaso si podía. No sé cómo le irá el negocio, pero se ve más gente que antes. Al menos viene el novio de la chica y sus colegas y hacen bulto. El novio también se pasa aquí casi todo el día, porque está de baja. Es buen tío el novio. Del Madrid, pero buen tío. A las once o así, si no tengo que ir a ningún sitio, me tomo una cervecita. Es cuando mejor sientan las cervezas, así a media mañana, porque luego te las tomas con ansia, con sed, y así no se disfruta. Mejor bebértela disfrutando. Eso lo tengo yo comprobado. Como va viniendo gente, me entretengo hablando de esto y de lo otro con la gente. Está la tele puesta y con los programas del corazón esos me río un rato. No sé cómo a las mujeres les puede gustar esa mierda. Sólo salen mariconas. Voy a comprar sobre las dos o así. Ya se han ido las marujas y tengo el súper para mí. De puta madre. Aunque se han llevado ya las ofertas y los descuentos de esos de lo que va a caducar, pero bueno, tampoco compro caviar. Si veo a alguien cuando vengo de la compra me paro a echar un quintillo. Me hago de comer cualquier cosa. Macarrones y espaguetis, que me salen de puta madre. Por la tarde me bajo otro rato porque suele venir el Deste, que viene a por el crío al colegio aquí cerca y como no tiene curro tampoco, la parienta le encarga a él que venga a por el crío. Y él, normal, pues se viene antes y ya que tiene que pringar, pues eso. A las nueve o así la chica los bares de la calle cierran, pero la chica abre, porque es cuando vienen los colegas del novio. Y, normal, hay que aprovechar. Y eso, que si sales a fumar, que si las risas con la gente que pasa, que si vuelves a entrar, que si un quintillo. Bueno, así no piensa uno. Los fines de semana con los coches y las motos montamos unos debates muy guapos con el Alonso y el Márquez. Es una pasada el Márquez ese, qué huevos le pone el chaval. A ver si te vienes un día.

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