miércoles, 2 de abril de 2014

Drive - Nicolas Winding Refn

En su día no vi Drive, pues porque no vi Drive. Básicamente. El cine es muy caro y hay que priorizar. Así que en lugar de ver Drive, de la que gente muy así hablaba muy bien, uno decidió ir a ver otra película que sería mejor o sería peor. Tampoco me preocupé mucho en saber de qué iba Drive. Que si un conductor, que si el rubio y muy poca cosa más al respecto.
Ayer, de chiripa, me di cuenta de que la daban en la Sexta. Bueno, pues me gustó. Me explico. Me gustó no tanto por el rollo de la música de fondo, la banda sonora, que está bien y eso, si no porque me pareció que era muy Clint Eastwood. Actualizado y con algunas diferencias, claro, pero el planteamiento, iba un poco por ahí. En plan Clint Eastwood en películas como Infierno de cobardes o El Jinete Pálido. Un tío, del que no sabemos ni el nombre, que llegó un día de no se sabe dónde y que, bueno, en este caso el pasado turbio se mezcla con un presente también algo turbio que se verá enturbiado todavía más cuando quiere ayudar a una persona que él considera que está siendo injustamente tratada. Más o menos.
El rubio protagonista trabaja en un taller, pero de lo que trabaja realmente es ayudando a fugarse a gente que comete robos. El muchacho conduce como un primor y no se pone nervioso nunca. Inexpresivo, con su pelito siempre perfecto y una cazadora plateada con un escorpión como signo distintivo. Pues muy bien. El dueño del taller para el que trabaja es el típico tío que atrae la mala suerte y ya tuvo un follón con unos mafiosos que lo dejó cojo. Se propone un negocio nuevo metiendo al chaval a correr con coches. Pues bueno, por ahí va la cosa.
Conflicto. El muchacho tiene una vecina, una rubita con un hijo, de la que se enamora. Ella también se deja querer. Pero hay un problema, el marido de ella está en la cárcel y cuando la cosa va avanzando, sale de la cárcel.
El marido que está entre el malo y el tonto, está metido en un lío de deudas y aquí el inexpresivo conductor sale en su ayuda. Para ese palo que tienes que dar, yo te hago de conductor.
Bueno. Todo es una gran trampa que le tienden al chaval y acaba todo como el mismo rosario de la aurora. Eso sí, el rubio protagonista, Ryan Gossling, no cambia el gesto prácticamente en toda la película. Un beso le da a la rubia en toda la peli, justo antes de aplastarle el cráneo a patadas a un maloso. Clint Eastwood no lo haría así, con esa saña, pero bueno, no dejaría pasar la oportunidad.
Pues la película está entretenida, y con poca cosa, sin demasiado despliegue de medios, saca una historia entretenida. El final... hombre. El final, es como si lo hubiera querido arreglar y eso. Bueno, no pasa nada. Está muy bien.
La música así como entre ochentera y tal, pues también está bastante bien. Ah, y sale el mítico Salvatore de El Nombre de la Rosa, Ron Perlmann. Penitenciagite!!
Pues ya está. Otra peli vista.

1 comentario:

  1. Pues no sé. Oiga que vemos pelis distintas.
    Ay Tolya, se me han acabado las maravillosas vacaciones. El lunes otra vez al tajo, si es que...

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