jueves, 10 de abril de 2014

Baal

Una voz, desconocida, que me pareció llegada de un lugar mejor, un día me dijo mientras estaba yo como entre sueños: 'Ve y salva a tus semejantes'. Sin saber cómo ni a santo de qué, comencé mi tarea. Sin prepararme, sin conocimientos, simplemente con buena voluntad y poniendo lo mejor de mi parte, emprendí una tarea ingente y completamente altruista. Reuní a unos cuantos que en mayor o menor medida, habían escuchado una voz parecida a la que a mí se dirigió y juntos iniciamos un camino que poco a poco fue dando resultados. Nuestros actos, nuestra prédica, iba poco a poco haciendo efecto entre los seres humanos que en el mundo habitaban. Cada vez era mayor nuestra fuerza y nos sentíamos más contentos y con ganas de hacer más y más. Estábamos cumpliendo nuestro propósito. Sin embargo, ninguno de nosotros se había preguntado realmente quién o qué era aquella voz que nos había lanzado al camino de la redención y la salvación de los pueblos. Vinimos a convenir que nos daba igual y que lo importante era la acción que emprendíamos en sí misma.
Una bonita mañana de abril, paseando por mi barrio, dispuesto a disfrutar de los frutos (¿?) y las muestras de alegría de mis vecinos por todo lo logrado, una señora con el morro pintado de color negro se me acercó y me habló. Era Baal.
- Quizás a ti no te importe quién o qué te ha de guiar. Pero no soy yo. Y tendré mis virtudes, pero también algunos defectos que de vez en cuando... Esa voz no era la mía, mortal. Y también tengo mi corazoncito.
Y de repente todo comenzó a derrumbarse. Y aquel alegre grupo se enfrentó entre sí. Y la gente perdió la ilusión. Y todo volvió a ser como antes. Y no se detuvo y empeoró. Y el mundo entero cayó en las tinieblas. Y la oscuridad lo inundó todo. Y la lección estaba servida.

¡Oh Gran Baal! ¡Oh Baal qué haces el mundo y lo deshaces! ¡Oh Gran Baal que dominas el tiempo y los años y las vidas y los ciclos y cualesquiera cosa! ¡Oh Baal que no tienes prejuicio en admitir que haya otras voces pero que sólo la tuya es la cierta! ¡Oh Baal, grande y caprichoso! ¿Hay alguien que pueda dudar de tu presencia?

- Mortal, selecciona bien a quién escucha. Pregunta antes. Investiga. Puede ser cualquiera. Y ahora vuelvo.

1 comentario:

  1. Y aquí está, salvándonos cada día con sus actualizaciones. Baal ordena.

    ResponderEliminar