jueves, 12 de septiembre de 2013

Venceremos

Un día largo. Todo el día. Largo. Con muchas cosas. Empiezas oyendo cómo llueve y dices... a lo mejor, sólo a lo mejor... pero no. Hay que levantarse. Como todos los días largos, el día comienza el día anterior. Por exigencias del guión no puedo ir al Homenaje a Salvador Allende y debo asistir a la Ofrenda floral. Es la primera vez que voy a asistir a la Ofrenda floral a la Senyera por el Onze de Setembre. Yo quería ir al otro sitio. Llueve y hace frío. Me dan una Senyera hecha con un palo de una fregona y atada de aquella manera. Que la lleve este, que es el último que ha llegado. Pues la llevo. Ya que estamos, ya da igual. La llevo yo. Yo llevando una Senyera. Yo llevando una bandera. Esta sí que es buena. Onze de Setembre, hoy es un día grande en el que tienes que dar muchas explicaciones de por qué, por qué no, por qué estás dónde estás, por qué no estás con estos pero sí que estás con estos otros. Y una pregunta. Veo a la gente, saludo a gente, a los míos, a conocidos, con la bandera al hombro. Tampoco saludo a tanta gente, a veces me quedo solo. Nos toca ir a nosotros. El ramo, nuestro ramo, se compone de una bandera republicana, lo llevan dos compañeros. Lo depositan, nosotros vamos pasando por la alfombra roja, con nuestra pancarta. Nos aplauden las autoridades y no nos silban los que silban a 'las autoridades'. Y de repente a mí me asalta una pregunta, como un flash. Quizás porque nunca se me olvida, quizás por la pancarta de los Indignats.

¿Por qué? ¿Por qué esos cabrones que me despidieron no van a recibir su castigo? ¿Por qué esos que nos echaron debiéndonos meses y sin finiquito no van a recibir su castigo? ¿Qué sentido tiene una bandera o la otra si este país o aquel es una santísima mierda? ¿Por qué creo que se ríen de nosotros? ¿Por qué creo que me han tomado el pelo?
Bueno, al lío. Ya ha acabado el acto, vamos a llevar las banderas. Hace una mañana de perros. Llueve, hace frío. Llevo incluso la chaquetita esa que no abriga, pero hace su labor en estos días de entretiempo. Y lleva capucha. Habrá que irse yendo a comer. Mirando el Twitter veo un vídeo del acto de Allende, se lo mando a mi hermano que iba a ir pero no ha ido. Le digo que dan ganas de llorar. Y realmente se me escapan algunas lágrimas. Son muchos, muchos años pensando que lo de Chile era algo tan y tan cercano, casi más que muchas cosas que tengo más cerca.
https://www.youtube.com/watch?v=UKgi5ihzfsU
Hamburguesa con patatas fritas. Comida patriótica. Hago por no escuchar demasiado el seguimiento ni los discursos ni nada de lo que digan las emisoras de radio. Hoy es un día especial.
Hoy debería ser un día para el que ya no hubiera marcha atrás. Son muchos años amenazando, amagando, preparando, ensayando, concienciando, y parece que la movilización ha dado resultado. Nos hemos quedado en tierra de nadie. Nosotros, yo, mis colegas, vamos a ir a lo de Encerclem la Caixa. Porque nosotros o estamos por lo de la Via Catalana, porque antes que darle la mano a un convergent, prefiero quedarme en casa... porque con la derecha no voy a ningún lado. Porque no es posible que haya un objetivo global que una a derechas e izquierdas, porque no. No. Explícame lo que quieras. Y si creo que todo ha sido un éxito ha sido porque la derecha nacional ha movilizado y ha puesto medios y ha dado altavoz y ha dado garantías de que todo iba a ser un éxito. Un... -un inciso, está sonando en la radio una mierda de canción que es una mierda de canción por mucho que el que esté haciéndola quiera imitar a los Primal Scream de la primera época o al sonido ese Madchester o lo que quiera que sea, una pura mierda, de verdad, cantada con tan poca gracia...- éxito, digo. Éxito total.
En la acción de Encerclem la Caixa, se supone que estamos los que queremos otra cosa. Independencia, quizás muchos, la mayoría, otros vamos porque es una mani de toda la vida. Rodear la Caixa, cortar la Diagonal, protestar contra el sistema. Hay mucha gente. Llego con los del partido, pero los pierdo porque he quedado con Matilda, la Pepa Maca y luego vendrá la Inmita. Los voy encontrando a todos. Hay mucha gente, afortunadamente. No sabemos para dónde ir. Un muchacho de rizos empieza a cantar a pelo canciones 'de revolta', y es momento de buscar otro sitio. Me he perdido todos los discursos, bien. Hay mucha gente, mucha. Es el momento de empezar a buscar a alguien para darle la mano. Rodear la Caixa. Hay un chico, algo mayor que yo, que parece dos veces el Jano de Vilches, porque se le parece, que me da la mano. Ya hemos hecho una amistad. Le damos la vuelta a la Caixa. Casi llegamos al mismo punto de partida. Hay tres círculos. Desorden. Da igual. La gente canta els Segadors, pero los de Santako no nos sabemos la letra. De Santako somos tres de seis. Da igual. No la podemos cantar. Esa y otras.

Termina el acto y decimos de ir dando una vuelta tomando cervezas. Fantástica manera de terminar la Diada. Vamos bajando por donde curraba mi padre, Sants, etc. En plaça de la Concòrdia encontramos mucha gente que viene de la Via. Viene mucha gente de la Via por todo el camino. Eso.
Un éxito. ¿Quién va a negarse a reconocerlo? Muchísima gente. Por las calles. El señor nike y su camiseta del Barça cuatribarrada. Niños rubios guapísimos, juventud... ah, me dejo al del porsche. Estábamos en la Caixa y aparece un pedazo de Porsche descapotable con un chico y una chica rubia muy maja y la senyera. El coche va solo, la Diagonal está cortada. Ella se baja y le hace una foto al coche.
Este es el plan. Es una mani, es una historia, en la que el del Porsche que ha bajado de Pedralbes y los de Santako, se supone que vamos a lo mismo. Y eso me mosquea. No vamos a lo mismo. No puede ser lo mismo.
Pero en el hecho de que vaya ese tipo de gente está la causa de que todo sea un éxito. No sé si las grandes empresas catalanas están por la Independencia, pero sí que parece que todo lo que es poder mediático, cultural, profesional, parece que sí. Profesional. ¿He dicho ya que yo no... eso? Un éxito porque podía ir todo el mundo, con los niños, la gente... yo estuve al lado en lo de la Caixa de una chica que llevaba una silla plegable para que pudiera reposar su embarazo. En otras manis, eso no pasa.
En las manis por la Reforma Laboral, en las Huelgas, eso no pasa. Hay que correr. No hay Porsches.
Hemos acabado en Hostafrancs, bebiendo cervezas. Rodeados de gente con esteladas, con la camiseta del Barça, gente de todas las edades. Cuando vuelvo a Santako, el clima es otro. Nada de nada. Esteladas en el balcón, poco más.
Y ¿ahora qué? Reacciones en la tele, esa misma noche. Los fascistas en la tele. España, sólo sale con esos falangistas y cafres. No hay modelo del otro lado. Del otro lado sólo llega nada. Nada de nada. Fascistas y ya está. Eso es muy triste. Y preocupante. ¿Nadie tiene nada que decir del otro lado?
Y nosotros, yo, explicando que no soy, que no puedo ser, que no, y que hay otro camino, debe haber otra vía. Pero empiezo a ver bastante posible que sí, que realmente la independencia puede ser, que puede llegar. Falta que CiU, esa misma derecha que moviliza en plan Esplai, quiera romper unos cuantos huevos. Y ahí está la broma. Que se deje el discurso 'sense Espanya serem Dinamarca', y se hagan las cosas ya, ahora, ya, se cambien con lo que hay, no se espere a que de repente seamos Daneses.
Otro día más. El día llega y sigue sin llegar. No sé si venceremos, pero hoy he ido a la Caixa para otra cosa, y la Maria, como siempre, ha sido muy amable. Pensaba que me iban a cobrar los folios, pero no.
En fin. Que eso. Que a ver el año que viene si hay año que viene.

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