lunes, 8 de octubre de 2012

El gran desgraciado europeo X

Me gustaría, mientras te acompaño, explicarte que debo partir. Debo marcharme a otro país porque aquí ya no puedo estar. Debo experimentar el desgarro del abandono, de verme alejado de los míos, de no volverte a ver nunca más. ¿Vas a entrar a esta tienda? Entra. Te espero fuera. ¿Puedo entrar contigo? Entro y te explico si quieres un poco el asunto. Mi pariente lejano el señor Erötelji ha muerto. Prácticamente puedo decir que me lo he cargado yo. No, me gusta más el verde. ¿El verde no le gusta a nadie? Pues a mi me gusta el verde, no sé. Mira, yo mismo llevo unos pantalones verdes. No los ves verdes. ¿Que no son verdes mis pantalones? Si, si que son verdes. Pues eso, que me tengo que ir. Que aquí me veo sin recursos, perseguido, fuera de lugar. No tengo amigos y todo lo que me rodea son problemas. Y nada de lo que hago parece llevar a ningún sitio. Ay, si yo pudiera ir a algún lugar en el que mis ideas, mis aspiraciones, todo lo que yo tengo que dar, fuera apreciado. Ay, si en algún lugar pudiera ser feliz. Ay, si en cualquier sitio en el que quisiera reposar mi mente pudiera ser yo consolado. Ay... no, no quiero nada, vengo acompañando a esta señorita. No, no voy a comprar nada. Estoy esperando a la señorita que acaba de probarse una cosa y ahora mismo salgo. ¿Molesto? Perdón, perdón, la espero en silencio entonces no pasa nada. No, no pasa nada de verdad, ya entiendo que hay clientes que pueden molestarse.
Creo, ahora que ya veo que te vas a quedar con el sombrero con un velo, que voy a intentar rehacer mi vida en Londres. Sé, por otros estudiantes, que hay una colonia de refugiados en Londres y allí podré mitigar mi añoranza por mi tierra en compañía de otros como yo. Qué bien estaré allí, recordando y recordándote, porque ahora que el final de mis días en la patria húngara se acerca, creo que es el momento de decirte que siento algo por ti. Te amo. Te ríes. Te ríes. No has de reírte, porque te amo. Si no me quieres dímelo, pero no te rías. Por favor. No. Reírte no, por favor. Entremos en este café. Explícame porqué te ríes tanto.
¿Cómo?
¿Cómo?
¡Que eres una agente de la policía y no me he enterado de nada! ¡Que eres una firme defensora del orden establecido! ¡Que gracias a mis indicaciones habéis conseguido detener y tener controlada a toda la población subversiva universitaria húngara!
¡No! No me lo creo... no es posible. No es verdad. Lo dices para que tu negativa me sea menos dolorosa. Lo dices para que me olvide de ti. Para que te odie. Lo dices para hacerme daño. Ah, me he quemado la lengua con el café. Ah. Ah. Me he quemado. Me he quemado. Ah. Ay. Ah. No te rías que me duele mucho de verdad. ¿Porqué me dices que eres una agente infiltrada? No me digas esas cosas, no vas a conseguir que te odie. ¿Porqué no te vienes conmigo a Londres? Si, vente. Vente conmigo a Londres. Vente. Si. Vente. Ay la lengua. Ay. Vente conmigo a Londres. Por favor. Vente. Vente conmigo. Que si. Vente conmigo. A Londres. Los dos.
¿Eres policía de verdad? ¿El camarero también trabaja para la policía? ¿Aquella señora tan enjoyada es también policía? ¿Yo soy policía?
Me estoy volviendo loco. Déjame. Déjame, por favor. No sé qué me pasa. Déjame. No, no es el café. Déjame. Ahora no quiero hablar.

2 comentarios:

  1. Hola Tolya...Población subversiva universitaria... qué peligro no? Mano firme.
    Oiga, y del gran desgraciado europeo nada, El gran desgraciado venezolano con Chávez hasta el 2019! Eso es desgracia y lo de Europa es nada.

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  2. Porque ahora que el final de mis días en la patria húngara se acerca...
    Siempre hay un final y a veces es muy doloroso. ¿Se fue con él?
    He subido a Cohen en mi otro blog. Si quieres saber que tal fue te dejo el enlace
    Un abrazo y feliz semana

    http://katy-tocandootrospalillos.blogspot.com.es/2012/10/concierto-de-leonard-cohen.html

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