domingo, 22 de abril de 2012

Papá, mamá, salchichas con queso

No sé si antes los requisitos para ejercer la paternidad o la maternidad eran más severos. Lo ignoro. Pero si ayer hubiera habido (habiese haigado) una policía en el Carrefour, deberían haber empezado a retirar carnets y apelativos de inmediato. Puede que mi alarma empezara ya el día anterior cuando una madre joven, no tan joven, quizás de mi edad, pero joven al fin y al cabo, entró en el supermercado al mando de un sólo niño con un carro y pareciera que había entrado el tercer regimiento de alabarderos de Alsacia-Lorena. No. No puede ser. Una mujer, un ser humano no puede gritar contínuamente. No puede ejercer sobre el resto de sus compañeros de especie semejante tortura. Gritos. Gritos para decirle al niño, 'ven', o 'un momento' o 'quédate ahí' o 'no toques'. Gritos. Cómo sería que la misma cajera me miró reprendiéndome por la cara de asco que le estaba poniendo a la madre de los nervios.
Eso es otra cosa. La cosa de verdad viene al día siguiente, cuando en la cola del Carrefour, una madre rubia muy peripuesta, acompañada por una recua de niñas rubitas que presumo son sus hijas, empieza a colocar su compra en la cinta. Están detrás mío. Un patán, alto, pelito muy bien cortado, gafitas de montura metálica, cara de ser absolutamente bobo, va a ponerse en el lugar en el que le va a ir cayendo la compra y la meterá en algún cesto o algo. Hacen mucho ruido todos. Porque quieren unos muñequitos o yo que sé. Da igual. La cajera, una mujer fantástica, nos mira a todos deseándonos la mayor de las desgracias. De repente, la madre coje un paquete de salchichas con queso y pregunta...'papá....'.
Papá. La mamá le pregunta a su marido... 'papá'. Llamarle papá. Encima. Sigamos.
Papá... estas salchichas llevan queso. Y el patán responde...'si, ya'. Es que la Nosequé no puede comer queso. 'Ah, es verdad'.
A ver. ¿Papá no sabe que una de sus hijas no puede comer queso? ¿De qué estamos hablando? ¿De dónde se ha escapado este fenónemo? ¿Esto que mierda es? Vuelven para atrás a pillar otro paquete de salchichas para las niñas y listos.
Un detalle sin importancia, una conversación sin más, el signo de los tiempos. No me he dado cuenta. No pasa nada. Ahora cojo otro. Da igual. Todo da lo mismo. Tres rubitas tan graciosas. Familia feliz. Sábado a mediodía. ¿Dónde vais a ver el Barça? Mañana veniros a ver el partido a casa. Tengo salchichas con queso.

3 comentarios:

  1. Vaya aventuras que vive usted en el supermercado. Yo lo único que recuerdo fue una vez que se les había vuelvo a colar uno que siempre robaba descaradamente, y cuando le pidieron que se fuera se negó con todo el morro, y tuvieron que llamar a la policía porque se encaraba con las trabajadoras.

    Siento decirle que no voy a ver al Barça, pero me espera una tarde igual de aburrida que si tuviera que verlo.

    Que lo disfrute, monsieur.

    Bisous

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  2. Jaja, es así, como lo cuentas. Hay padres que solo ostentan este título pero no ejercen. Estoy de acuerdo una esposa, mujer, compañera nunca debe llamar a su partner "papa" horrendo. A mi me gusta que me llamen por mi nombre no por los roles que desempeño. Que bien te lo pasas observando:-) Ahora cuando compre salchichas irán unidas indudablemente a tu nombre.
    Feliz semana

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  3. Jo, que sóc 'una madre joven, no tan joven, quizás de tu edad, pero joven al fin y al cabo' retiraria més d'un 'carnet de progenitor', d'un i de dos...

    ptns!
    :)

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